Información emocional. El sistema nervioso autónomo está enormemente relacionado con los circuitos del cerebro que rigen las emociones. Todos sabemos que los cambios afectivos producen respuestas involuntarias del cuerpo. Cuando un susto nos acelera el corazón o nos deja pálidos, o la timidez nos ruboriza, o el nerviosismo nos deja la boca seca, son todo respuestas del sistema nervioso autónomo. El ojo funciona igual: una “sobrecarga emocional estimula la producción de lágrima.
- Lagrimeo basal: el que está en equilibrio. El sistema nervioso sólo recibe los estímulos normales del ojo que permiten producir la lagrima necesaria, y nada más.
- Lagrimeo estimulado: un estímulo externo al sistema normal (una irritación ocular o una emoción fuerte) aumenta la producción hasta el punto de hacernos llorar.
Este lagrimeo estimulado tiene alguna característica especial: no sólo aumenta la síntesis de lágrima, sino que ordena a la glándula lagrimal principal que se “exprima para soltar rápidamente la lágrima que tiene acumulada. Por eso podemos comenzar a llorar tan rápido, lo primero que ocurre es que se libera la lágrima que estaba almacenada. Una vez se agota el almacén de la glándula principal, aunque la producción está aumentada, no hay tanta saturación de lágrima. Es lo que popularmente se conoce como “quedarse sin lágrimas" cuando después de unos minutos de llorar intensamente, el ojo deja de lagrimear tanto.
Fuente: Ocularis
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